sin prisión/ ni reglamento aprendido/
vaga mi alma/echa más chispas que/
tía adelaida cuando hacía sus negocios con dios/
le daba unciones y subidos silencios
a cambio de la salvación de tío luis/
tía adelaida tenía polleras muy afligidas
con la soledad de sábanas de ella/
se podía hacer un montón de lunas
pero la tía/vivía preocupada por lo que iba a venir
temía que al entregar su alma a la huesuda
ya no iba a ver al tío/oloroso/
como humo que sale del incienso
o así lo recordaba ella
en sus polleras jóvenes/y sábanas
donde los dos en amor y delicada sustancia/
ayuntaron el cuerpo haciendo otro país/
bello/con animales que les pacían el vientre
la yerba de dulzura que les crecía en el vientre
después del amor y antes del amor
su presente estaba lleno de gracia
con una cara miraba las dichas del pasado
con la otra esperaba dichoso el porvenir
tía adelaida me recuerda al coronel Santos López
que peleó con Sandino
fue derrotado/sobrevivió/
pasó treinta años limpiando su fusil
con los trapitos de la memoria
y lo volvió a sacar cuando vino
Carlos/Fonseca/Amador/
el que no usó su nombre en vano
cuando vinieron Tomás Borge, Silvio Mayorga,
el Kuge, Germán Pomares, los del Frente/
y se vio al compañero Santos López en medio del combate
silbando delgadamente como dos que se encuentran por fin
porque cada cual lleva en su vaso el agua que ha de beber
pero en el vaso del compañero Santos López cabía un mar
y después otro mar y un amor y otro amor después
y un alma y otra alma y una eternidad
y otra/otras/y él supo como la eternidad de la espera
se convierte en la espera de la victoria
que ni siquiera la victoria es eterna
que lo único eterno era tía Adelaida
ella llevaba sus negocios con dios/como un carbón encendido
se levantaba a las cinco/avivaba las brasas
ponía a hervir su corazón y así/
empezaba el día/cada día.
Una araña esperaba sentada al borde del
camino más oscuro del bosque.
Se rascaba la cabeza, pensativa.
Al ver que venía el ciempiés, la araña se puso de pie y se le
acercó muy respetuosa.
-Señor ciempiés- le dijo -¿puedo recurrir a su gentileza
para hacerle una pregunta?
El ciempiés se detuvo, la miró con un asombro que pasó
rápidamente a compasión, a lástima. Le hablaba algo que tenía
noveinta y dos patas menos que él.
-Pregunta, pregunta- respondió.
-¿Cómo hace usted para caminar, señor ciempiés?
¿Adelanta primero las cincuenta patas de la
derecha y después las cincuenta de la izquierda?
¿O veinte y veinte? ¿O diez y diez? ¿O una y una?-
Hubo un largo silencio y la araña se fue.
Entonces el ciempiés se puso a pensar cómo caminaba.
Voz: Juan Gelman
Música: Hacia el Ayuí - Jorge Alastra
Himno de la victoria (en ciertas circunstancias)
en madrugada en pleno su esplendor
quién sino yo como ginebras destruyendo a sus víctimas amadas
para dar luz a la indecisa claridad de sus mesas
quién sino yo con papelitos lujosas descripciones hechas para callar
o la palabra mesa las mentiras
los metros de mentiras para vestir los codos del borracho
los sastres están tristes pero se cose y canta
se miente en cantidad hermanos míos resulta bella la fealdad
amorosas las pústulas gran dignidad la infamia
al pájaro al cantor al distraído le han crecido reptiles
con asombro contempla su gran barbaridad
hurrah por fin ninguno es inocente
caballeros brindemos las vírgenes no virgan
los obispos no obispan los funcionarios no funcionan
todo lo que se pudre en ternura dará
miro mi corazón hinchado de desgracias
tanto lugar como tendría para las bellas aventuras.
de "En abierta oscuridad", México, Ediciones Siglo XXI, 1993.
Voz Ernesto Ché Guevara (frag. discurso pronunciado en la
Universidad de la República Oriental del Uruguay el 17 de agosto de 1967)
Audio: Editorial América Profunda
pensamientos
(octubre 1967)
soy de un país donde se llora por el Che
o en todo caso se canta por el Che
y algunos están contentos con su muerte
vieron? dice
estaba equivocado, la cosa no es así, dice
y cómo carajo será la cosa no lo dice, no?
prefieren recitar viejos versículos
ó indicar señalar aconsejar
mientras los demás callan, miran al aire con los ojos perdidos (texto completo: aquí)
(Buenos Aires, 3 de mayo 1930 - México, D.F., 14 de enero 2014)
Ahora entiendo esta llovizna mansa que cae sobre la sierra de Madrid.
Ahora entiendo este silencio de pájaros cansados.
Se nos murió el bueno de Gelman.
Se nos murió el tío Juan.
El almita se inunda de planetas al Sur y los ojos, se nos llenan de niños con olor a mandarina.
Allá andarás ahora, viejo y querido Juan, abrazando a los 30.000 Compañeros y Compañeras almas que un día fueron vida y hoy, se refugian en tu palabra, como lo seguiremos haciendo nosotros.
Gracias por todo Compañero, que no es más que otra forma de decir Juan Gelman.
O mejor dicho... el bueno de Juan.
Tío Juan, vos no te moriste.
Lo que pasa, es que te crecieron alas y aprendiste a volar!
en el gran cielo de la poesía/
mejor dicho/
en la tierra o mundo de la poesía que incluye cielos/astros dioses/mortales
está cantando el ruiseñor de Keats/
siempre/
pasa Rimbaud empuñando sus 17 años como la llama de amor viva de San Juan/
a la Teresa se le dobla el dolor y su caballo triza el polvo enamorado de Francisco de
Quevedo y Villegas/
el dulce Garcilaso arde en los infiernos de John Donne/
de César Vallejo caen caminos para que los
pies de la poesía caminen/ pies que pisan callados como un burrito andino/
Baudelaire baja un albatros de su reino celeste/
con el frac del albatros Mallarmé va a la fiesta de la nada posible/
suena el violín de Verlaine en la fiesta de la nada posible/
recuerda que la sangre es posible en medio de la nada/
que Girondo liublimará perrinunca lamora/
y girarán los barquitos de Tuñón contra el metal de espanto que obusó a Apollinaire/
oh Lou que desamaste la eternidad de viaje/
el palacio del exceso donde entró la sabiduría de Blake/
el Paco Urondo que forraba en lamé la felicidad para evitarle fríos de la época/
Roque Dalton que trepaba por el palo mayor de su alma y gritaba “Revolución”
y veía la Revolución y la Revolución era la sola tierra firme que veía/
y Javier Heraud que fue a parar tiernísimo a la selva/
y abrió la selva de la boca con su torrente claro/
y el padre Darío que a los yanquis dijo no/
como Sandino dijo no/
y el frente amplio de la poesía y de la guerra les volvió a decir no/
y Nicaragua brilla en su ejercicio de amar/
Martí yendo y viniendo por el aire con los muertos queridos que vió volar como una
rosa blanca/
¿no ves a mis compañeros volar por el aire ochenta años después?/
¿estás despierto para que sigamos diciendo no?/
¿los muertos se ponen pálidos como magdalena cuando amasaba sus panes con más
lágrimas que harina?/
¿hasta que venga el día?/ ¿día en que toda América Latina subirá lentamente?/
¿amorosamente?/¿navegando como hacen mis planetas del sur?/
ahora canta el ruiseñor del griego al fondo de los siglos/
pasa Walt Whitman con el ruiseñor al hombro cantando en Paumanok/
pasa el comandante Guevara a hombros del ruiseñor/
pasa el ruiseñor que se alejó de la vida callado como burrito andino
en representación de los que caen por la vida/
pasa la luna de rosados dedos/
pasa Safo abrigando al ruiseñor
que canta/canta/canta/
Voz: Juan Gelman
Música: "It's not for you" por Bob Dylan
Lamento por las hierbas de Jack Hammerstein
“salud salud” decía jack hammerstein
se la pasaba saludando a:
todos a todos a todos
aunque lloraran ensuciando el mantel
aunque tuvieran leonas bravas
“afuera negra desventura afuera afuera” decía
entrando a cada casa y espantándola con la mano
como si las desgracias fuesen moscas o mosquitos o insectos
y miel la gente en su esplendor
“afuera muerte grima dolor peste o barbaridá de la tristeza”
decía jack hammerstein limpiando esos polvos
o arrancaba la yerba ya vieja crecida
sobre ternuras sobre zapatitos de seda que no hacen ruido en el amor
así jack hammerstein de color amarillo
como si se pasara las noches entre claveles o alelí
en realidad tenía una amada
que se bañaba en agua clara
en realidad tenía una niña/que se bañaba en agua fría
y le crecían suavidades
“qué lindo pelo tienes” le decía jack hammerstein
“qué linda frente ojos boca pechos tienes” le decía jack hammerstein
“qué lindo pie chiquito río de mármol”
“oh muerte que a todos convidás” dijo jack hammerstein ahí
la amada estaba bella bella
y sobre ella crecía yerba esta vez
dando color olor y sombra
al pie se acostó jack hammerstein para mirarla subir
“afuera desventura afuera afuera” decía
y la espantaba con la mano
“afuera muerte grima dolor peste o barbaridá de la tristeza” decía
a los traidores bichos negros que le comían corazón
“salud salud” decía jack hammerstein
no lo pudrió la pena ni la furia
se la pasaba saludando a todos y aún arrancándoles la yerba
pero a su amada no o la miraba subir
desde la mesma muerte
Voz: Juan Gelman
Música: "Dylaniana" (Víctor Cunha/E. Darnauchans) por Eduardo Darnauchans
Lamento por la nuca de Tom Steward
el día que tom steward alzó vuelo montado en su furia
fue realmente memorable:
el sol no se detuvo la tierra no dejó de girar
la máquina celeste siguió trabajando
pero él volaba él
dejaba atrás paisajes continentes
con las manos mojadas de viento
¡oh tom steward!
¡oh tom y steward volador!
tomo la lira y empezó a cantar entre nubes
o ángeles y demonios de Dios atraídos
por los vapores negros que le salían de la boca
“caballos” cantaba “caballos depravacos
cerebelentes áspimos taquerres” cantaba tom steward
y en sólo un arco de volar quemaba
camísculas herpentes
¡qué páramos con un hombre solito había en su voz!
tom steward se detuvo en el aire vio su nuca
y dio vueltas y vueltas aterrizando al fin
en el revés de sus días y vio:
a un hombre que volaba
al sol salir a ala tierra girar
la máquina celeste trabajar
a tom steward convertido en tom steward y triste
no voló nunca más en su vida pero
no le pudieron arrancar
el pedazo de viento entre sus piernas
lleno de guerras cábalas eneros
a media hora de enterrarlo en consecuencia
salió volando del cementerio de Oak
hizo un arco furioso sobre el silencio vecinal
en el lugar de su tumba no hay flores
crecen silbidos caballos crecen.
Voz: Juan Gelman Música: "Ilusión de mi vida" y "Tierra virgen" por Eduardo "Toto" Méndez
Yo también escribo cuentos
había una vez un poeta portugués
tenía cuatro poetas adentro y vivía muy preocupado
trabajaba en la administración pública y dónde se vio
que un empleado público de portugal
gane para alimentar cuatro bocas
Fernando Pessoa
y sus 4 poetas...
mirando al Sur.
cada noche pasaba lista a sus poetas incluyéndose a sí mismo
uno estiraba la mano por la ventana y le caían astros allí
otro escribía cartas al sur qué están haciendo del sur
decía
de mi uruguay
decía
el otro se convirtió en un barco que amó a los marineros
esto es bello porque no todos los barcos hacen así
hay barcos que prefieren mirar por el ojo de buey
hay barcos que se hunden
dios camina afligido por el fenómeno ése
es que no todos los barcos se parecen a los poetas del portugués
salían del mar y se secaban los huesitos al sol
cantando la canción de tus pechos
amada
cantaban que tus pechos llegaron una tarde con
una escolta de horizontes
eso cantaban los poetas del portugués para decir que te amo
antes de separarse
tender la mano al cielo
escribir cartas al uruguay
que mañana van a llegar
mañana van a llegar las cartas del portugués y barrerán la tristeza
mañana va a llegar el barco del portugués al puerto de montevideo
siempre supo que entraba en ese puerto y se volvía más hermoso
como los cuatro poetas del portugués cuando se preocupaban
todos juntos por el hombre de la tabaquería de enfrente
el animal de sueños del hombre de la tabaquería de enfrente
galopando con como josé gervasio de artigas por el hambre mundial
el portugués tenía cuatro poetas mirando al sur
al norte
al muro
al cielo les daba a todos de comer con el sueldo del alma
él se ganaba el sueldo en la administración del país público
y también mirando el mar que va de lisboa al uruguay
Yo siempre estoy olvidando cosas
una vez me olvidé un ojo en la mitad de una mujer
otra vez me olvidé una mujer en la mitad de portugués
me olvidé el nombre del poeta portugués
de lo que no me olvido es de su barco navegando hacia el sur
de su manita llena de astros
golpeando contra la furia del mundo
con el hombre de enfrente en la mano.